"Crónicas de Ávalon" Emilio Carrillo B (12) Fanum 2

Sentí como, si de pronto, el Gran Mago hubiera echado sobre mis espaldas una pesada carga. Pero también que no podía replicar con una negativa:

-La propuesta me pilla totalmente de improviso y no tengo ni idea de cómo podré plasmarla en la realidad, pero basta que tú me lo solicites para que me comprometa a llevarla a cabo en cuanto retorne a mi tierra. La Providencia me ayudará-.

-Muchas gracias, Emilio. Seguro que lo harás muy bien-, concluyó Merlín, a la par que se levantaba de la mesa dando por finiquitado el desayuno y con evidente intención de cerrar nuestra charla.

-Pero…-, reclamé su atención antes de que saliera de la pequeña sala anexa a la cocina donde acostumbrábamos a compartir la primera ingesta del día, -… me hablaste de dos peticiones y sólo has formulado una-.

-Tienes razón. La segunda te la planteará nuestra querida anfitriona-, exclamó en voz alta mientras se alejaba de nosotros-.

Sin permitir la más leve pausa, la Reina de las Tempestades acercó su silla a la mía asiendo su parte superior con la mano derecha, mientras con la izquierda sostenía el vaso, aún medio lleno, de zumo de naranja con papaya, y prosiguió como si tal cosa la conversación.

-Es algo más simple e inmediato que lo de “Fanum”. Y está motivado por el cariño que has sabido granjearte entre todos los que conformamos la pequeña comunidad de Ávalon-.

-El que yo siento por vosotros no es menor…-.

-Aunque lo hayas asimilado adecuadamente, lo que descubriste junto a Merlín en la ruta de los acantilados forzosamente ha tenido que romper muchos de tus esquemas vitales, externos e internos. Ya en sí, la reencarnación de las almas resulta un dislate en la visión de numerosas personas. Y tildarían de auténtica locura la hipótesis de que haya algunas que, previamente a su encarnación en el plano humano, lo estuvieran en seres de Sirio que, hace 200.000 años, “aterrizaron” en la Tierra en el marco de una misión dirigida a aportar energía consciencial a la Humanidad y al planeta-.

-Sí, efectivamente. Yo sé, siento y experimento íntimamente que es la verdad, pero reconozco la imposibilidad de su aceptación para la mayoría de las personas-.

-Y tú mismo-, la Reina de las Tempestades hizo su entonación especialmente incisiva, -corres el riesgo de dejarte arrastrar por esa verdad, en el sentido de anclarte en tan singular pasado que ahora conoces, obsesionándote con él y gastando muchas fuerzas en el intento de poner orden a lo acontecido desde entonces y la cadena de vidas que te ha traído hasta ser hoy quien eres-.

Lo que me advertía la Reina de las Tempestades no distaba demasiado de algunos temores e inclinaciones que ya habían brotado en mí, por lo que dejé que continuara con un leve gesto de asentimiento:

-Es algo que debes evitar, pues la vida no es el ayer, por intenso que haya sido, por atractivo o enigmático que te parezca, sino el ahora. Todo lo que has sido, está en ti y lo eres ahora, no tienes porque mirar hacía atrás. Es crucial que lo tengas muy en cuenta. Y para apoyarte en ello, lo que te pido es que nos acompañes al encuentro que próximamente mantendré con un nutrido grupo de hadas jóvenes en el que procuraré ilustrarlas acerca de la importancia de vivir el presente y no caer en las falacias derivadas de esas ilusiones mentales que llamamos pasado y futuro. No quiero obligarte, ven con nosotras sólo si te apetece, pero de verdad considero que te vendría muy bien-.

La Reina de las Tempestades me pareció un ser muy profundo cuando la conocí. Desde entonces, de múltiples formas, me había venido confirmando tal impresión. Sin embargo, es bastante callada, desde luego mucho menos abierta que Nimue, Merlín o Morgana. Por ello, la posibilidad de acceder a algunos de los saberes que atesora constituía un valor añadido a sumar al interés que el tema a abordar, atendiendo a las circunstancias, ostentaba para mí. Debido a todo lo cual, le contesté casi sin pensarlo:

-Dalo por hecho. Te agradezco la invitación y la acepto encantado-.

-Magnífico,… Eso sí, te pido que hasta la fecha del evento desempolves tus conocimientos acerca del funcionamiento de la mente, pues es la base para entender e interiorizar lo que en él desarrollaremos. ¿Qué sabes al respecto?



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