"Crónicas de Ávalon" Emilio Carrillo B (13) La Mente
-Hace años leí bastante sobre la mente, su poder y su actividad. Como todo el mundo, sé que se sitúa orgánicamente en el cerebro y que es un maravilloso producto de la evolución de la vida orgánica en la Tierra. Constituye una avanzadísima computadora biológica con unas prestaciones tan extensas, diversas y especializadas que, como la ciencia reconoce, aún no han podido ser suficientemente analizadas ni comprendidas. Para hacer factible esta amplia gama de funcionalidades, el cerebro se estructura en dos hemisferios, izquierdo y derecho, que se ocupan de cosas diferentes debido a una división del trabajo resultado de la citada evolución. Están separados, uniéndose sólo por medio de un cuerpo calloso compuesto por 300 millones de fibras-.
-Recuerdas cómo se articula exactamente esa división del trabajo-.
-En el hemisferio izquierdo radican las prestaciones fundamentales para el adecuado discurrir de la esfera material de las personas y su quehacer cotidiano en el mundo tridimensional al que el cuerpo físico pertenece. Este hemisferio piensa lineal y metódicamente y se centra en el pasado y el futuro. Registra el colosal collage de cuanto ocurre y acontece; analiza detalles y más detalles de los mismos detalles; clasifica y organiza toda esa información; la asocia con todo lo que aprendimos en el pasado; y la proyecta hacia el futuro con sus posibilidades y alternativas. Para ello, utiliza los datos facilitados por nuestros sentidos, es decir, los que derivan de ver, palpar, oír, oler y degustar; procesa la experiencia adquirida y los instintos básicos, como el de conservación, que cual mamíferos poseemos; y, como herramienta de supervivencia en el medio tridimensional, posibilita que cada uno se considere un ser individual y fabrique mentalmente la noción de un yo y una personalidad. Es el ego con el que, olvidando otras dimensiones de su ser, muchos humanos transitan por un mundo hacia el que vuelcan sus deseos, apegos miedos y frustraciones, pero que contemplan, a la par, como ajeno y hostil-.
-Y, en consonancia con ello, el hemisferio izquierdo piensa en clave de lenguaje- afirmó taxativamente la Reina de las Tempestades.
-Se trata del diálogo interno que continuamente pone en conexión el yo con el mundo exterior. Esto hace posible que nuestras ideas y sueños estén conectados a una realidad compartida, evitando que se conviertan en delirios (esquizofrenia, trastorno bipolar,...). También es la vocecilla que me indica “no olvides pasarte por el supermercado y comprar esto y aquello para la comida de mañana”; la inteligencia que me recuerda cuándo tengo que ir a una cita o planchar la ropa. Y es la voz que me dice que existo como yo. Bajo su influjo, me contemplo como una sola persona sólida, fragmentada del flujo de energía que me rodea, separada del otro y de lo otro y con sentido de sus límites corporales, dónde empiezan y dónde terminan, dejando de ser átomos y moléculas que se mezclan con los de los objetos y cosas que me rodean-.
-¿Y qué me dices, Emilio, del hemisferio derecho?-.
-Pues que si bien es menos conocido, sólo en la actualidad algunas investigaciones empiezan a mostrarlo, la mente proporciona igualmente utilidades de excelencia al servicio de la dimensión no estrictamente física del ser humano; esto es, para lo que en términos trascendentes se denomina Espíritu, Ser o Yo verdadero. De ello se ocupa precisamente el hemisferio derecho, que se centra en el aquí y ahora y mantiene abierto los conductos y canales que permiten que el ser humano y su cuerpo interactúen con la unidad material y no material a la que pertenece y en la que se integra. En este orden, aporta funciones y mecanismos que se mueven en el campo de lo irracional, intuitivo, inspirativo y sensitivo; vive plenamente el presente más allá del tiempo y el espacio; y percibe y trata información que los sentidos físicos no pueden aportar-.
-Y ahí el lenguaje pierde significación-, me apuntó.
-¡Y tanto!. No en balde, el hemisferio derecho piensa en imágenes. La información le llega en forma de flujos de energía de manera simultánea desde todos nuestros sistemas sensoriales, hasta conformar el cuadro completo de la apariencia del momento presente: cómo se ve, a qué huele, a qué sabe, qué se siente y cómo suena el presente. Permite que nos contemplemos como seres de energía, conectados a la de nuestro entorno y a la familia humana y al planeta, que estamos aquí para hacer del mundo un lugar mejor. Y, con esta percepción, nos vemos perfectos y hermosos-.
-Bien, bien,…-, la Reina de las Tempestades apuró su zumo. –Y recuerda que a los hemisferios izquierdo y derecho se le suma la glándula pineal, que según Descartes conecta el cuerpo con el alma. Está situada entre los tubérculos craneales y con sus 5 milímetros es una espléndida antena de radiofrecuencia. Y vía ganglio cervical, se une a la retina, con lo que convierte la información lumínica en secreción hormonal. La conjugación de estas funciones la convierten en el célebre “Tercer Ojo” del que nos hablan tantas tradiciones. Todo lo cual conduce de nuevo la conclusión fundamental que tú antes señalaste: la mente no sólo está al servicio de nuestra dimensión física, sino también de la energética y espiritual. En el encuentro con las hadas explicaré hasta que punto esto es así-.
-No me has dicho cuándo y dónde tendrá lugar…-.
-Dentro de cinco Dywrnad, tras el desayuno, en el Tor. Ya sabes, la edificación que hay en la colina que colmata el Laberinto de las Diosa-.
-¡Allí estaré!-, le aseguré besándola en la mejilla y despidiéndome de ella.
-¡Estupendo!-, dijo devolviéndome el beso, tras lo que me guiñó su ojo izquierdo y me apostilló: -Por cierto, varias hadas “mayores” colaborarán conmigo para que la reunión sea lo más fructífera posible. Nimue será una de ellas-.
El llamado Laberinto de la Diosa es una serpenteante y empinada senda de kilómetro y medio, aproximadamente, que hunde sus raíces en un camino iniciático diseñado por druidas y druidesas hace miles de años. Arriba se localiza el Tor, una estilizada torre anclada en medio de una construcción de un solo cuerpo, a medias entre fortín, palacete y monasterio medieval, que los habitantes de Ávalon estiman ligado históricamente a la energía femenina y al mundo de la Diosa-Madre. En la actualidad se usa como escuela-residencia de hadas.
Según me contó Morgana al poco de mi llegada a la Isla de Cristal, el Tor se ubica encima de una gran falla telúrica a la que denominan Línea del Dragón. Arranca en la India, cerca del Himalaya y de ella recibe el Tor una energía muy especial que lo ha convertido en el sitio predilecto para la formación de hadas. La edificación está rodeada de un extenso bosque repleto de árboles de origen celta, destacando los frondosos robles que jalonan el Laberinto de la Diosa. Los más emblemáticos reciben del nombre de Dog y Madog, a los que se considera guardianes de la Torre del Tor.
Sobre el encuentro con las hadas jóvenes que disfrutaré en tan excepcional lugar os informaré pormenorizadamente en la próxima Crónica.
El llamado Laberinto de la Diosa es una serpenteante y empinada senda de kilómetro y medio, aproximadamente, que hunde sus raíces en un camino iniciático diseñado por druidas y druidesas hace miles de años. Arriba se localiza el Tor, una estilizada torre anclada en medio de una construcción de un solo cuerpo, a medias entre fortín, palacete y monasterio medieval, que los habitantes de Ávalon estiman ligado históricamente a la energía femenina y al mundo de la Diosa-Madre. En la actualidad se usa como escuela-residencia de hadas.
Según me contó Morgana al poco de mi llegada a la Isla de Cristal, el Tor se ubica encima de una gran falla telúrica a la que denominan Línea del Dragón. Arranca en la India, cerca del Himalaya y de ella recibe el Tor una energía muy especial que lo ha convertido en el sitio predilecto para la formación de hadas. La edificación está rodeada de un extenso bosque repleto de árboles de origen celta, destacando los frondosos robles que jalonan el Laberinto de la Diosa. Los más emblemáticos reciben del nombre de Dog y Madog, a los que se considera guardianes de la Torre del Tor.
Sobre el encuentro con las hadas jóvenes que disfrutaré en tan excepcional lugar os informaré pormenorizadamente en la próxima Crónica.
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