"Crónicas de Ávalon" (23) Ho'oponopono - 3
Efectivamente, cuando regresamos al lugar del encuentro, la totalidad de las hadas ocupaban ya sus asientos. Y Morgana retomó de inmediato su exposición.
-Ante del descanso os indicaba que el Uhane o Consciente es el responsable de decidir que aceptamos al 100 por 100 la responsabilidad de nuestra vida, lo que posibilita que trabajemos en nuestros archivos en el convencimiento de que todo lo que en ella nos llega y sucede tiene como objetivo que afiancemos los que están llenos de Amor y eliminemos aquellos en los que Amor falta.
Pues bien, para la puesta en práctica del Uhane con esta finalidad, debemos dejar a un lado la racionalidad, confiar en nuestra dimensión subyacente (Espíritu, Amor) y trabajar con las herramientas que el ho´oponopono ofrece. Son sencillas y directas. La más fructífera consiste en establecer una comunicación fluida y constante entre el Uhane o Consciente y el Aumakua o Ser profundo.
Así, para fijar y potenciar en la memoria trascendente los pensamientos y experiencias de Amor, es suficiente con que desde el Uhane digamos “gracias” o “te quiero” a nuestro Ser interior por las cosas hermosas de nuestra vida cotidiana. Y para borrar los pensamientos y experiencias sin Amor, basta con que digamos “lo siento, perdóname por la parte de mí que ha creado esto y lo ha traído aquí, lo ha puesto en mí o lo ha proyectado hacia ti o los demás”. Y recordando siempre que damos gracias o pedimos perdón a nosotros mismos, no a alguien o algo ajeno a mí. No hay nada fuera que nos traiga nada; no somos pecadores ni culpables; nadie nos juzga. Nuestro Espíritu sólo nos pide que desde el Consciente digamos “gracias” o “lo siento”. Creas lo que crees; y si Yo lo he creado, Yo lo puedo cambiar. Esto es aceptar al 100% la responsabilidad de nuestra vida.
Ho´oponopono impulsa, por tanto, una comunicación consciente con nuestro Ser interior para que éste tome el mando y afiance o borre, según el caso, partes concretas de nuestra memoria trascendente. Y la respuesta ante tal comunicación es automática, aunque no la proporciona el intelecto, sino nuestra energía divina, a la que conscientemente dejamos fluir y operar para recalcar o eliminar componentes de esa memoria. El intelecto y la mente no tienen capacidad para incidir en la memoria trascendente: ni saben donde está ni conocen el archivo dañado. Por lo mismo, tampoco debemos permitir que forjen expectativas sobre los efectos e impactos de la respuesta que se produzca, pues el intelecto carece de información para ponderar lo que determinada circunstancia realmente nos reporta: hay situaciones negativas que evitan otras peores, acontecimientos dolorosos que nos abren las puertas de la felicidad o de la consciencia, etcétera.
Ni siquiera tengo que pensar qué archivos del disco duro son los que deseo afianzar o borrar; sólo dar las gracias o pedir perdón ante los avatares, situaciones y contactos de la vida. Nuestro Espíritu o Aumakua conoce muy bien la parte de nuestra memoria que a continuación se debe poner en valor o limpiar. No hay que saber ni pensar. Ho´oponopono es aceptar que hay una parte de mí que es más sabia. Hay que aprender a confiar en uno mismo, en nuestro Ser interior; mientras mayor sea la confianza, más intensa será la toma de mando por parte del Yo verdadero. Y mejores resultados se obtendrán en el trabajo con nuestra memoria trascendente-.
Las hadas jóvenes estaban absortas por la disertación. Sin duda, los contenidos de la exposición estaban llenos de profundidad y luz, pero creo que era sobre todo la extraordinaria personalidad de Morgana, que manifestaba en cada gesto, en cada palabra y en cada silencio, lo que más atraía al auditorio.
-Cuando confiamos, algo pasa, algo se transforma. Sólo tenemos que “observar” y potenciar o limpiar constantemente, repitiendo las palabras o frases que sabemos que impulsan el afianzamiento o el borrado. Hay que potenciar o eliminar archivos permanentemente hasta que llegue un momento en el que el Unihipili o Niño Interior lo haga de forma automática. En ese trabajo interior iremos encontrando nuestra verdadera Esencia.
Y asumir la responsabilidad íntegra de nuestra vida implica, igualmente, aceptar la responsabilidad por los pensamientos y acciones de las demás personas que aparecen en ella. Lo cual, lejos de ser una rémora agotadora, es una magnífica oportunidad, pues si soy responsable lo puedo cambiar. La gente que llega a nuestras vidas y con las que nos relacionamos de un modo más o menos familiar y estrecho no lo hace por casualidad, sino porque compartimos archivos con Amor, sin Amor o de ambos tipos. Esto es lo que nos une en la dimensión de las formas, pues en la dimensión subyacente estamos unidos en la Esencia divina. Cuando son archivos dañinos, la otra persona dirá cosas que nos molestan, realizará actuaciones que nos causan dolor o padecerá enfermedades. Ante ello, lejos de contrariarnos y reaccionar defensivamente o con agresividad, seamos conscientes de que no es sino una proyección de mí; y una ocasión para borrar tales archivos. Así que digo “te quiero” o “lo siento, por la parte de mí que ha creado esto y lo ha traído aquí o a ti” para desactivar el archivo contaminado, que se eliminará no sólo para mí, sino también para el otro. Quien toma la responsabilidad es el que borra.
A muchos les parecerá increíble, pero el camino más fácil es asumir la responsabilidad completa de nuestra vida, incluidos todos los hechos, circunstancias y personas que nos rodean: los pensamientos y actos propios y los de aquéllos que se relacionan con nosotros. En todo lo que llega y acontece hay que ver una preciosa oportunidad para que el Ser interior coja el mando y potencie o limpie los archivos (pensamientos, actos, experiencias,…) con o sin Amor, respectivamente, guardados en nuestra memoria trascendente.
Ho’oponopono apoya la restauración del equilibrio y la armonía en la persona y, a través de ella, en la Creación. Ayuda a que el ser humano sea permanentemente consciente de su Ser profundo, desactivando el piloto automático del ego, generando paz y consiguiendo que nuestros actos se basen en la inspiración. En este orden, hay que diferenciar bien entre intuición e inspiración. La primera procede de la memoria trascendente: algo que ya pasó puede volver a repetirse y se nos avisa de ello (los sueños premonitorios son un exponente de esto). La inspiración, en cambio, es algo nuevo, una guía que emana desde nuestro Yo verdadero y nos ofrece algo novedoso para nosotros y para nuestra vida.
Y nunca olvidéis que, en última instancia y por encima de todo, la razón de ser y la esencia del ho´oponopono es el Amor Incondicional. Gracias por vuestra atención. Espero que mi intervención haya respondido a vuestras expectativas y a las que la Maestra de Hadas depositó en mí al solicitarme que compartiera este rato con vosotras. Muchas gracias-.
Una atronadora ovación cerró la reunión y la jornada. Cuando salí del Tor, era completamente consciente de que las palabras de Morgana me habían calado muy hondo. Tanto como para saber que nunca volvería a ver y experimentar la vida de la misma manera que antes. Estaba dispuesto a asumir al 100 por 100 la responsabilidad de mi existencia. Y todo había adquirido para mi otro significado. Más profundo, más luminoso, más Real.
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