"Buscadores" Emilio Carrillo (53) Ho'oponopono

Comunicación con nosotros mismos.

Para la puesta en práctica del Uhane con esta finalidad, debemos dejar a un lado la racionalidad y el intelecto, confiar en nuestra dimensión subyacente —Espíritu, Amor— y trabajar con las herramientas que el ho´oponopono ofrece. Son sencillas y directas. La más fructífera consiste en establecer una comunicación fluida y constante entre el Uhane o Consciente y el Aumakua o Ser profundo.

Así, para fijar y potenciar en la memoria los pensamientos y experiencias de Amor, es suficiente con que desde el Uhane digamos «gracias» o «te quiero» a nuestro Ser interior ante las cosas hermosas de nuestra vida cotidiana. Y para borrar los pensamientos y experiencias sin Amor, basta con que digamos «lo siento, perdóname por la parte de mí que ha creado esto y lo ha traído aquí, lo ha puesto en mí o lo ha proyectado a otro o a los demás». Y recordando siempre que damos gracias o pedimos perdón a nosotros mismos, no a alguien o algo ajeno a mí. No hay nada fuera que nos traiga nada; no somos pecadores ni culpables; nadie nos juzga. Nuestro Espíritu sólo nos pide que desde el Consciente digamos «gracias» o «lo siento». Creas lo que crees; y si Yo lo he creado, Yo lo puedo cambiar. Esto es aceptar el 100% de responsabilidad de nuestra vida.

Ho´oponopono impulsa, por tanto, una comunicación consciente con nuestro Ser interior para que éste tome el mando y afiance o borre, según el caso, partes concretas de nuestra memoria trascendente. Y la respuesta ante tal comunicación es automática, aunque no la proporciona el intelecto, sino nuestra energía divina, a la que conscientemente dejamos fluir y operar para recalcar o eliminar componentes de la memoria. El intelecto y la mente no tienen capacidad para incidir en la memoria trascendente: ni saben donde está ni conocen el archivo dañado. Por lo mismo, tampoco debemos permitir que forjen expectativas sobre los efectos e impactos de la respuesta que se produzca, pues el intelecto carece de información para ponderar lo que determinada circunstancia realmente nos reporta: hay situaciones negativas que evitan otras peores, acontecimientos dolorosos que nos abren las puertas de la felicidad o de la consciencia, etcétera.

Ni siquiera tengo que pensar qué archivos del disco duro son los que deseo afianzar o borrar; sólo dar las gracias o pedir perdón ante los avatares, situaciones y contactos de la vida. Nuestro Espíritu o Aumakua conoce muy bien la parte de nuestra memoria que a continuación se debe poner en valor o limpiar. No hay que saber ni pensar. Ho´oponopono es aceptar que hay una parte de mí que es más sabia. Hay que aprender a confiar en uno mismo, en nuestro Ser interiormientras mayor sea la confianza, más intensa será la toma de mando por parte del Yo verdadero. Y mejores resultados se obtendrán en el trabajo con nuestra memoria trascendente. 

Cuando confiamos, algo pasa, algo se transforma. Sólo tenemos que «observar». Y potenciar o limpiar constantemente, repitiendo las palabras o frases y sabiendo que estamos impulsando el afianzamiento o el borrado. Por las experiencias acumuladas en la cadena de vidas, tenemos multitud de pensamientos y archivos dañados, así que hay que borrar permanentemente hasta que llegue un momento en el que el Unihipili o Niño Interior lo haga de forma automática. La elevación del grado de consciencia facilitará la revalorización o eliminación de archivos de manera natural; y en ese trabajo interior encontramos nuestra verdadera Esencia.

Y asumir la responsabilidad íntegra de nuestra vida implica, igualmente, aceptar la responsabilidad por los pensamientos y acciones de las demás personas que aparecen en ella. Lo cual, lejos de ser una rémora agotadora, es una magnífica oportunidad, pues si soy responsable lo puedo cambiar. La gente que llega a nuestras vidas y con las que nos relacionamos de un modo más o menos familiar y estrecho no lo hace por casualidad, sino porque compartimos archivos con Amor, sin Amor o de ambos tipos. Esto es lo que nos une en la dimensión de las formas, pues en la dimensión subyacente estamos unidos en la Esencia divina. Cuando son archivos dañinos, la otra persona dirá cosas que nos molestan, realizará actuaciones que nos causan dolor o padecerá enfermedades. Ante ello, lejos de contrariarnos y reaccionar defensivamente o con agresividad, seamos conscientes de que no es sino una proyección de mí y ocasión para borrar tales archivos. Así que digo «te quiero» o «lo siento, por la parte de mí que ha creado esto y lo ha traído aquí o a ti» para desactivar el archivo contaminado, que se eliminará no sólo para mí, sino también para el otro. Quien toma la responsabilidad es el que borra.

A muchos les parecerá increíble, pero el camino más fácil es asumir la responsabilidad completa de nuestra vidaincluidos todos los hechos, circunstancias y personas que nos rodean; los pensamientos y actos propios y los de aquéllos que se relacionan con nosotros. En todo lo que llega y acontece hay que ver una preciosa oportunidad para que el Ser interior coja el mando y potencie o limpie los archivos (pensamientos, actos, experiencias,…) con o sin Amor, respectivamente, guardados en nuestra memoria trascendente. La paz empieza en nosotros, por lo que decir «gracias, te amo» es el mejor regalo que podemos hacerle al mundoHo’oponopono apoya la restauración del equilibrio y la armonía en la persona y, a través de ella, de la Creación. Ayuda a que el ser humano sea permanentemente consciente de su Ser profundo, desactivando el piloto automático del ego, generando paz y consiguiendo que nuestros actos se basen en la inspiración. En este orden, hay que diferenciar bien entre intuición e inspiración —términos que hemos usado con reiteración a lo largo del texto—. La primera procede de la memoria trascendente: algo que ya pasó puede volver a repetirse y la intuición nos avisa (los sueños premonitorios son un exponente de ello). La inspiración, en cambio, es algo nuevo, una guía que emana desde nuestro Yo verdadero y nos ofrece algo novedoso para nosotros y para nuestra vida.

Ho´oponopono va más allá de la Ley de Atracción porque no es posible controlar todo lo que tenemos en el inconsciente, pero que, no obstante, estamos proyectando y plasmando en nuestras vidas. Con Ho´oponopono se atrae lo que se agradece, lo cual coloca al Amor Incondicional en primer lugar. Un Amor que ha sido hilo conductor de todas las páginas vistas hasta aquí y que, ya en el tramo final, se va a convertir en protagonista absoluto de los apartados que restan, comenzando con el denominado Amor/Evolución. 

El «Amor / Evolución».

El Amor/Evolución está basado en el principio de que existe una energía sutil o invisible, el Amor Incondicional, que, retomando lo expuesto en la Parte IIII dedicada a la Física de la Deidad, conecta el plano de lo No Manifestado con el de lo Manifestado; y que se explica por la Inmamencia de Dios (Espíritu, Amor) en todas las manifestaciones (sean tangibles —materiales— o intangibles —inmateriales—), incluido nuestro cuerpo físico. Es el Amor el que teje nuestros deseos y sueños íntimos con los elementos básicos del Universo para que se manifiesten en nuestras vidas. Como seres humanos somos una trinidad —Espíritu, alma y cuerpo— hecha unidad como vórtice de energía vibratoria en un infinito magma de energía de Amor y vibratoria sostenida en la Mente infinita y eterna del Ser Uno, cuya Consciencia Perfecta y Concentración Absoluta genera la Emanación de la Esencia divina, con el Verbo a ella asociado, actuando cual Principio Único de cuanto existe.

En todo el Universo, cuando una estructura biológica —sea cual sea— se llena tanto de amor que ya no puede contener la energía vibracional a ella ligada, crea más células, o bien se expande, para mantener y continuar engrandeciendo ese amor: verbigracia, las personas que elevan su grado de consciencia y expanden con ello la consciencia de la suma a la que pertenecemos y, con ello, la consciencia de la Unidad. Por el amor existe el Todo y la parte; por el amor todo es suma de partes y forma parte de una suma superior; y por el amor cada parte es, a su vez, el Todo. Así funciona la Creación, el Omniverso y el Cosmos en sus múltiples dimensiones.

Sobre esta base gira otro de los principios herméticos: el de género. Describe y explica la realidad masculino/femenina de cuanto existe y que opera de manera análoga en los distintos niveles, desde parejas de seres sexualmente diferenciados teniendo hijos hasta las galaxias generando estrellas: como es arriba es abajo, y viceversa. Los intercambios energéticos de amor incondicional —por ejemplo, entre los humanos o entre nosotros y otros reinos vivientes (animales, plantas, minerales, la Tierra, las estrellas)— ayudan a aumentar la frecuencia vibratoria de ambas partes. Este toque enérgico es tan poderoso que transforma el ADN de las partes implicadas e incrementa la consciencia del Universo entero.

Existen muchas investigaciones científicas recientes acerca de cómo se realiza este proceso. En ellas, como ya se indicó, al Amor Incondicional se le llama «energía de onda de torsión». Una denominación que reproduce literalmente lo comprobado en tales indagaciones respecto a que el amor viaja distorsionando ondas de energía. Y los científicos estiman que la energía de onda de torsión le indica al ADN qué hacer. Concretamente, el amor, como energía de torsión, actúa recíprocamente con nuestra alma (cuya frecuencia vibracional está en función del grado de consciencia) y nuestro corazón (energía vital). Esta interacción energética entre amor, alma y corazón actúa sobre el AND, indicándole cómo colocarse Esto no sólo afecta a nuestro cuerpo físico, sino a nuestra realidad entera.





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