"Buscadores" Emilio Carrillo B (55) La Ciencia del Amor.

Actos con Amor (ACA) y Actos Sin Amor (ASA).

Lo más importante es que cada uno continúe elevando su frecuencia vibratoria, con lo que coadyuvará a que ascienda la de toda la humanidad, la Tierra, el Cosmos y la Unidad. En cada momento y diariamente tenemos cuantiosas oportunidades para hacerlo. De hecho, la vida diaria nos coloca ante numerosas situaciones en las que inevitablemente tenemos que elegir si optamos por la Vía del Servicio a los Otros o por la Vía del Servicio a mí mismo (VSM). Si en esas situaciones cotidianas nuestra respuesta es Actuar con Amor (ACA), habremos optado por la VSO; si, por el contrario, preferimos Actuar Sin Amor (ASA), habremos escogido la VSM.

Como se examinó en el Capítulo 8, no existen el Bien ni el Mal como usualmente se entienden, sino algo más trascendente y con muchísimas más implicaciones individuales y colectivas: el Amor o la falta de Amor. Así de sencillo. La consciencia y la materia, ambas, son formas de energía. Cuando usamos nuestras mentes para pensar, creamos movimientos de impulsos eléctricos en el cerebro. Cuando la energía eléctrica se mueve, se precipita la energía de lo etérico y crea nuestra realidad material y el mundo de las formas que nos rodea, la dimensión superficial del momento presente. Lo mismo sucede con nuestros cuerpos: tal como nos vemos a nosotros mismos físicamente, así nos moldeamos. Creamos lo que creemos.

Si en nuestra cotidianeidad hay amor y optamos por ACA, avanzamos en la VSO y elevamos nuestra gradación vibratoria y consciencial, contribuyendo a que se incremente la consciencia de la suma de la que formamos parte y, a través de ello, de la Unidad. Si, por el contrario, nuestra vida discurre por la falta de amor y elegimos ASA, caminamos por la VSM y disminuimos nuestra frecuencia vibracional y consciencial, colaborando a que se reduzca la de la suma en la que nos integramos y la de la Unidad. En libre albedrío, seleccionamos permanentemente una alternativa u otra. La que prefiramos tendrá un impacto inmediato y directo en nosotros mismos, el mundo que nos rodea y toda la Creación. Recuérdese que operamos en el contexto de un sistema repetidor que nos une energéticamente con la Tierra, el Sol y el Centro Galáctico.

Atrapados en el ajetreo y estrés del día a día, con la mente cual pelota de tenis entre el pasado y el futuro e ignorando el único sitio donde la vida existe —el ahora, el momento presente—, no nos percatamos de esta hermosa y grandiosa verdad. Mas la realidad es que momento a momento, cotidianamente, vivimos muchas experiencias (algunas, muy modestas; otras, muy notables, pero todas muy importantes) que nos marcan vibracionalmente -y con nosotros, a nuestro entorno- en sentido ascendente o descendente, según optemos por ACA y VSO o por ASA y VSM, respectivamente (sin olvidar que ASA y VSM, aun cuando reducen el grado consciencial de quien las ejercen, pueden suponer un enriquecimiento para los otros si reaccionan positivamente ante las acciones egocéntricas de los primeros —de ahí el «poner la otra mejilla»—; así, la energía vibratoria que pierden los que siguen VSV y ASA enriquece a los que progresan en la toma de consciencia, como en la parábola de los talentos).

Debemos ser conscientes de todo lo que pensamos, sentimos y hacemos. Si escogemos ACA y VSO, estaremos progresando en la dinámica vibratoria interactiva (Espíritu/alma/cuerpo) y elevando nuestro grado de consciencia. Lo que nos permitirá avanzar en el estadio de conciencia y tener nuevas experiencias en las que, otra vez, podremos, o no, optar por ACA y VSO. Si volvemos a elegirlas, gozaremos de un nuevo impulso en la dinámica vibratoria interactiva, repitiéndose la cadena. Y nuestros progresos en la citada dinámica y en el grado de consciencia repercuten positivamente en toda la humanidad, la Tierra y el Cosmos.

La Ciencia del Amor.

El amor, por tanto, no es un concepto retórico; sus efectos son reales y espectaculares. Incluso desde la perspectiva biológica y genética genera una poderosa ola de energía que transforma tanto al remitente como al destinatario; y a niveles tan profundos que puede cambiar el ADN. Hace milagros que han sido científicamente validados en la biología, la fisiología, la psiconeuroinmunología y la física.

En este orden, se conoce que los Actos Con Amor fomentan la generación de endorfinas por el cerebro; esto es, sustancias químicas parecidas a la morfina que provocan sentimientos de alegría conocidos como el «éxtasis del corredor». Igualmente, como ha demostrado el investigador Paul Persall, los ACM hacen que el cerebro produzca la «Sustancia P», un químico neurotransmisor que bloquea el dolor. Estos dos poderosos procesos fisiológicos tienen una inmensa influencia en nuestro organismo y en la manera en la que experimentamos la vida. Son químicos cerebrales que mejoran la circulación, reducen la presión sanguínea, aumentan moderadamente el calor corporal y facilitan el control de peso. Un flujo estable de endorfinas y Sustancia P fortalece nuestro sistema inmunológico y nos mantiene felices, jubilosos, optimistas y energizados. Esto nos ayuda a liberarnos de ataduras que dificultan el desenvolvimiento de nuestro Ser interior y su capacidad de influencia en las formas del momento presente. Y nos mantienen más serenos, equilibrados, centrados y concentrados, sin que nos afecten los eventos llenos de tensión que suceden en el entorno.

Lo contrario también es verdad. Por ejemplo, cuando estamos enojados con otros o con nosotros mismos, el flujo positivo de estos químicos queda detenido. Y son reemplazados por los cortisoles y otras formas de adrenalina, que crean enfados, peleas y comportamientos fríos asociados con el trauma y la tensión. Cuando fluyen por nuestros cuerpos nos sentimos irritables, hostiles, desvalidos y deprimidos. La exposición a largo plazo a estos químicos agota los órganos del cuerpo, baja la función del sistema inmunológico y nos conduce a enfermedades y desasosiegos. El estrés y las emociones contagian nuestro ADN, deteniendo la evolución consciencial.

Cada uno es 100 por 100 responsable de su existencia y escoge en un momento presente continuo la energía que emite. La opción que elijamos crea nuestra realidad. Por tanto, hay que asumir el desafío del Amor/Evolución. El Amor que mandamos es la fuerza más poderosa que existe. Al realizar Actos con Amor nos rodeamos de una fuerza de amor incondicional que nos transforma internamente y ayuda a la Tierra, al Cosmos y a la Unidad.



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