"Crónicas de Ávalon" (28) Dimensionis - 2
Dimensionis.
(Síntesis del texto original, adaptada al lenguaje común y a la terminología científica contemporánea)
En recuerdo y honor del Tres Veces Maestro, del Alma Pluriconsciencial de Sexta Dimensión que tras la Gran Caída de la Madre Tierra y la Humanidad se manifestó y encarnó como Hermes, el Inefable Trismegisto. Fue su Mensaje: “Nada reposa, todo se mueve; todo vibra. Desde el Todo, Eminente Ser Uno, a la modalidad más densa de materia, todo está en vibración. Todo es Vibración y la Creación se conforma en Dimensiones según los niveles vibratorios en las que el Ser Uno consciencialmente se manifiesta, configurándose en la Matriz del Universo”. Y tú que accedes a estas palabras, no dejes que se extinga la llama. Sustentada generación tras generación en los Templos Sagrados de los Sacerdotes del Amor, no permitas que se extinga la llama.
Es un hecho casi inabarcable para la mente humana, pero en la Creación proliferan los Multiversos, configurado cada uno por cuantiosos Universos. Los Multiversos se distinguen entre sí por el grado de complejidad vibracional y dimensional: en los más simples, conviven unas pocas Dimensiones y los distintos Universos que los componen se diferencian tan sólo por las condiciones iniciales; en los más complejos, coexisten muchas Dimensiones y varían la naturaleza intrínseca y las leyes físicas de cada Universo. Además, en los Multiversos, los Universos nacen a cada instante: no hubo una sola explosión (“big-bang”), las hay continuamente. Y la experiencia humana se despliega en una pequeña burbuja inmersa en una burbuja mayor dentro de una inmensa sopa de burbujas de infinidad de tamaños. O, lo que es lo mismo, en una Dimensión de una de las distintas Dimensiones existentes en uno de los muchos Universos que se integran en uno de los numerosos Multiversos que constituyen el Omniverso y la Creación.
La organización subyacente en todo ello es Trascendente (cuántica y subcuántica), de modo que no hay nada superior o inferior, sino interior y exterior. Desde la óptica del plano humano, lo interior sería homologable a lo superior; y lo exterior, a lo inferior. La Realidad es que lo interior absorbe a lo exterior en la Unidad, lo superior absorbe a lo inferior en la Unidad, la Luz absorbe a la oscuridad en la Unidad, el Amor absorbe al No-Amor en la Unidad y todo es absorbido en la Unidad por el Amor.
Y existen distintas Dimensiones, de manera que los Multiversos, los Universos y las Dimensiones interaccionan hasta conformar una “Hiper-Matriz” de complejidad infinita. Por ella fluye Consciencia unificada y Amor en estado puro, que como energía vibratoria se despliegan piramidalmente desde dentro (interior, superior) hacia fuera (exterior, inferior). Pero, ¿qué son las Dimensiones?. Pues el grado de libertad para realizar un movimiento en el espacio. Efectivamente, una Dimensión superior (más interior) supone una mayor toma de Consciencia y, por ende, una “mayor” capacidad para Crear, esto es, para cristalizar (decretar) efectivamente (vibracional y materialmente) la Voluntad, que es la Intención plasmada en Acción consciente.
(Nota personal de Isidoro de Sevilla: Por lo que no le faltaba razón a Cristo-Jesús cuando repetía a cuantos les rodeaban que “nada nos es imposible”. Así lo expresa en el pasaje narrado por Mateo (17:14-19) donde Jesús apela a la dimensión crística que atesora el ser humano y a la necesidad de que las personas interioricen su divinidad no cual reflexión intelectiva, sino como convicción profunda e íntima que llena la existencia. Y lo hace mostrando su cansancio ante la pereza y parsimonia que al respecto muestra la Humanidad: “¡Generación perversa e infiel!. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros?. ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?”. Palabras duras que no evitan que, de inmediato, exprese con un hermoso y sencillo ejemplo lo que está a nuestro alcance: “Si vuestra fe fuera como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible”).
En este orden, las Dimensiones son los diferentes estados de activación y expansión de la consciencia que se experimentan en el proceso de crecimiento y evolución del alma, lo que la lleva a encarnarse en distintos planos dimensionales.
¿Cuántas Dimensiones hay?. Según la perspectiva que se adopte, pueden distinguirse unas pocas Dimensiones o varias decenas (la moderna Teoría de Cuerdas contempla entre 10 y 26). Lo cierto es que postular cualquier clasificación supondría encerrarse en las categorizaciones lineales, parciales y engañosas que abundan en Tercera Dimensión. Con todo, aún sabiendo lo precedente y dado que las diferencias interdimensionales son de carácter vibratorio, es factible acudir al lenguaje musical para acometer su tabulación. Concretamente, aunque sea de manera aproximativa, cabe considerar alegóricamente que todas las Dimensiones configuran una octava.
En la notación musical, una octava es la distancia que recorre la escala después de siete pasos desiguales de tono y semitono. Como los intervalos se cuantifican por una cifra que expresa el número de notas que comprende, incluidas las dos de los extremos, este intervalo se denomina octava (como el archiconocido do-re-mi-fa-sol-la-si-do). Con este telón de fondo, cabe referirse a ocho Dimensiones, asociada cada una simbólicamente a una nota musical, por más que realmente haya otras muchas dentro de cada una de ellas y que la totalidad -desde la primera a la última, sin exclusión alguna- se encuentren interconectadas y en constante intercambio dinámico y vibracional:
+Primera Dimensión (Dimensión “Do” o “D-Do”) o Consciencia Funcional: Es la esfera vibracional donde el Verbo se condensa y la energía se transforma en materia, por lo que se le conoce, igualmente, como Microcosmos. Los niveles conscienciales son en ella elementales y prácticamente in-conscienciales o mecánicos, estando ligados al cumplimiento automático y espontáneo de funciones y tareas. Los minerales y el agua vibran en estas frecuencias, siendo los primeros su aspecto cristalino y el agua su aspecto liquido. En el seno del cuerpo humano, esta Dimensión se halla presente en los fluidos y las corrientes eléctricas, activa el código genético e impulsa energéticamente el sistema celular. Tomando al ser humano como ejemplo, “D-Do” equivaldría metafóricamente a la etapa pre-fetal, donde se es, por encima de cualquier otra cosa, un conjunto de potencialidades con un programa de división celular y mantenimiento de funciones.
+Segunda Dimensión (“D-Re”) o Consciencia Grupal: Se desenvuelven en ella las experiencias vivenciales de la mayoría de plantas, animales y formas animadas semejantes. Las vibraciones de esta Dimensión propician las fuerzas primarias de la Naturaleza e impulsan la variedad y la identidad biológica en todos los Universos, aunque en cada uno según sus propias pautas y modalidades de vida, manteniendo la unión entre las especies, fijando los campos que interconexionan a los miembros de cada una y permitiendo que sus componentes se reconozcan para vivir en común y cumplir funciones reproductoras. Aquí la consciencia carece de referencias temporales y espaciales y continúa rayando en la inconsciencia, en cuanto a que la pertenencia al grupo se asume de manera innata, no como consecuencia de un acto de voluntad consciente, y hay ausencia de diferenciación individual o auto-reconocimiento. Siguiendo con el ejemplo del ser humano, “D-Re” es comparable con la etapa fetal, en la que se flota en el seno materno siendo uno con el entorno en un estado no egóico y sin noción temporal ni espacial.
+Tercera Dimensión (“D-Mi”) o Dimensión Uniconsciencial: En ella se inserta, entre otras muchas, la experiencia humana y el planeta Tierra. En “D-Mi” se desarrolla la identidad individual y el auto-reconocimiento, pasando el sentido grupal a un plano secundario. Se crean así las condiciones propicias para que surja la consciencia, en sentido estricto, que faltaba en las dos primeras Dimensiones, si bien es de perfil uniconsciencial y, por tanto, muy menguada y constreñida. Es como percatarse de la existencia de uno mismo y de la Creación, pero contemplando y filtrando todo por la pequeña mirilla de la propia identidad física, en la que la mente ocupa un lugar destacado. La consecuencia es que se llama realidad a la interpretación subjetiva y mental de lo Real, cuya auténtica naturaleza y envergadura queda fuera de la capacidad de percepción. La Tercera Dimensión se configura, así, como un ámbito de intersección e interactividad entre las Dimensiones esencialmente físicas (Primera y Segunda) y las puramente no físicas (Quinta y sucesivas), lo que es la razón de ser de que “D-Mi” sea una gigantesca Matriz (holográfica) en las que modalidades de existencia como los seres humanos despliegan experiencias vitales y espirituales que posibilitan la toma de consciencia a cerca de uno mismo como individuo (ego, personalidad) en la suposición de “vivir” singularmente, particularmente, fragmentadamente, ajeno a la íntima Unidad de lo que Es. De hecho, esta es la Dimensión donde la idea ficticia de separación de la Unidad alcanza su máxima expresión, si bien esto es, a la par, lo que permite la aparición de la consciencia, aunque se encuentre atada a los dualismos y dicotomías derivados de la afirmación egóica del “yo”, que conlleva la confrontación con lo que es “no-yo” u “otro”, y a una percepción lineal del tiempo (pasado-presente-futuro) y el espacio. En el ejemplo de los seres humanos, empiezan a vivenciar esta Dimensión a los pocos meses del nacimiento -cuando el bebe se concibe como “yo” (por tanto, frente al “otro”), comenzando a expresar deseos y a forjar su ego y su personalidad- y, en bastante casos, se mantienen en este nivel consciencial el resto de su vida física.
+Cuarta Dimensión (“D-Fa”) o Consciencia Arquetipal: Presenta analogías con la Tercera, en cuanto continúa rigiendo la experiencia uniconsciencial. Sin embargo, aquí ya no es egóica y ahonda en la consciencia de unidad. Para ello, “D-Fa” se conforma en Escenario Trascendente (cuántico), pues la perspectiva uniconsciencial puede experimentar simultáneamente en él diferentes alternativas y posibilidades vivenciales, lo que fomenta la paulatina expansión de la consciencia hacia modalidades pluriconscienciales que abren las puertas, como se verá de inmediato, a otras Dimensiones. Esto significa que en la Cuarta conviven las nociones de pertenencia grupal, por un lado, y de individualidad, por otro, existentes en la Dimensiones Segunda y Tercera, aunque con características distintas. Específicamente, en lo que a la pertenencia grupal respecta, ya no es inconsciente, sino que trasciende lo grupal cual especie biológica para alcanzar un estadio en el que se constata como las acciones de cada cual afectan a la Totalidad. En cuanto a la individualidad, se mantiene la experiencia de vivir en un cuerpo (la Cuarta es la última Dimensión en la que esto sucede), pero el yo no se liga a lo físico, sino a lo arquetípico -emociones, sentimientos, sueños,…-, desarrollándose la empatía, la telepatía, la sincronicidad (constatación del papel de las causalidades, del principio de causa-efecto y de la Providencia), la capacidad de afectar y hasta moldear la realidad física y una visión del tiempo no lineal, sino en oleadas cíclicas o en forma de espiral.
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