Confidencias Cuarteleras.- (Pocarropa)


Las cosas no pasan porque sí, eso es menester tenerlo siempre presente, cuando un suceso cualquiera consiga o pretenda transformar tu devenir e inmiscuirse en tu existencia; párate y piensa o medita porqué y a cuento de qué. Eso me acaba de pasar con dos personajes, no maliciosos, que se han colado sin permiso entre los pliegues de mi falda existencial.

Uno de ellos, el mayor, es un experimentado profesional de la chapuza universal doméstica, que no se le resiste ningún electrodoméstico en celo, ni una fuga en rebeldía, ya sea de cualquiera de las tres Marías, -- no las vulgares del dicho – sino las de las Compañías: Gas, Agua y Electricidad.

Pero sobretodo, dónde destaca, entre tajo y tajo, es en su particular filosofía mundana y episcopal, que no es Religión ni Ciencia, pero que a ambas trata por igual. Hay que despeinarse para escucharle, sus explicaciones cuadran el círculo y emboban al auxiliar.

El otro pieza, amigos, es el que le baila el agua,..... adoptado más bien que contratado, al parecer ocupa plaza de peón en prácticas y más bien, en vez de relación profesional, lo que une a esta pareja es ya algo intrínseco, más bien interpolado, puesto que parecen ser como de los rayos catódicos, el ánodo y el cátodo; forman parte del ejemplo más típico de la dualidad que caracteriza a este plano.

El Jefe y el Bicho son, y así se llaman el uno al otro, y ¡pardiez! que hacen honor a sus nombres. Si no, vean, oigan y comenten los episodios que protagonizan y que espero les haga pensar un poco. Ya que de eso se trata.


> !! Jefe !!  Ud. Cree en Dios ?

< Pequeño bicho, como  quieres que te lo diga, solo creo en el equipo de mis amores y en el obispo de mi pueblo. Eso de las creencias, que desde pequeñito te van adoctrinando,  tanto las de Papi como las de Mami, y a partir de aquí las de cualquiera, ya tienes que empezar a ir superándolas todas y dejándolas en el cajón de los trastos  obsoletos.  No hay Dogma, ni Reglamento, ni principio fundacional o Mandamiento de la iglesia que resista el avance de la evolución natural que con sus leyes dominan la creación y que las rige el Absoluto que no se parece en nada al vejete con barbas que algunos nos quieren hacer ver.


> ¡¡ Jefe !! No tengo remedio, hablo demasiado y meto la pata con tanta locuacidad.

< ¡Ay! Pequeño bicho, en este plano de formas tan densas tenemos que observar y mantener los cuatro acuerdos si queremos evitarnos problemas:

1.- Sé siempre impecable con tus palabras. Nosotros somos también creadores, creamos con nuestros dichos y diretes, nuestras palabras crean pensamientos que provocan las emociones, después estas originan deseos que provocan actos y creamos con nuestras palabras el bien o el mal por medio de estos últimos.

2.- No te tomes nada a título personal. Nada de lo que te digan, ya sean ofensas o halagos va contigo, son producto del que las dice y consecuencia de su estado, pero tú no produces nada de eso por lo que no debes ni considerarlo siquiera. Ni para bueno, ni para malo. Tanto uno como otro se deben dejar pasar sin que te roce siquiera.

3.- No hagas suposiciones, ni juzgues. Todo tiene su porqué y su para qué. No tiene por qué estar a nuestro alcance - estamos tan limitados en nuestra densidad - Las críticas, y comentarios no aportan nada a la solución. Sólo la comprensión y el amor alumbran las frías sombras de nuestras noches oscuras.

4.- Haz siempre lo máximo que puedas. Que no se trata de hacer más de lo máximo y punto, sino......lo que puedas. Esto no es un cántico a la competencia sin más. NO. Es un cántico al esfuerzo personal de cada uno, sin competencia, ni rivalidad, que lo único que trae consigo son disputas, luchas internas y enfrentamientos que provocan pasiones y desatinos por mor de superación de marcas que consideran de mucho valor conceptual.

No importan las propensiones que el cuerpo pueda tener ni las costumbres que haya contraído en el pasado; el cuerpo es nuestro, es nuestro servidor para emplearlo como queramos; desde el momento en que tome la dirección y pretenda guiar al hombre en lugar de ser guiado, todo el objeto de la vida queda invertido, y toda clase de progreso se hace absolutamente imposible.

Pero ¡Bicho, volvamos al tajo y otro día habrá más!




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