"Sexualidad Sagrada" Emilio Carrillo B (5) Círculo de la Respiración Luminosa o Meditación de la Luz.


Hay muchas prácticas tántricas. El círculo de la respiración luminosa o Meditación de la Luz es una de las más antiguas formas de meditación tántrica, que todos podemos practicar:


LA MEDITACIÓN DE LA LUZ O
CÍRCULO DE LA RESPIRACIÓN LUMINOSA

Preparad vuestra alcoba como si fuese un templo, esto es, con flores, música e incienso.

Poned velas por toda la alcoba de forma que haya suficiente luz para que podáis miraros a los ojos.

En el centro de la habitación y en el suelo, colocad un colchón con una almohada en cada extremo; así podréis sentaros cara a cara, uno frente al otro.

Situad una vela encendida entre las dos almohadas.

Cuidad de que haya suficiente espacio entre las almohadas para que podáis estar cómodamente sentados con la vela en medio.

Escoged una pieza de música (de unos cuarenta y cinco minutos de duración) que abra y expanda vuestra energía.

Colocad otro almohadón o silla en ambos extremos de la alcoba, bien alejados del centro de la misma.

Preparad la alcoba con media hora de anticipación y no entrad en ella hasta que llegue el momento indicado; durante este tiempo la música estará sonando.

Daos una ducha y en silencio encontraos en la puerta del templo. Usad ropa suelta y cómoda para que podáis quitárosla con facilidad si ese es vuestro deseo.

Poned en marcha la cinta o el CD; o, si ya había música, dejadla que siga tocando.

Acercaos lentamente a los dos almohadones o sillas colocados en los extremos opuestos de la habitación y meditad sentados durante unos diez o quince minutos.

Cerrad los ojos, y permitid que una sensación de tranquilidad surja dentro de vosotr@s.

Olvidaos de la otra persona y centrad la atención en vosotr@s mism@s.

Haced que vuestro estado de consciencia se deslice hacia abajo por vuestra espina dorsal hasta llegar al vientre.

Aspirad aire hasta un nivel de cinco centímetros por debajo del ombligo.

Espirad el aire después de contar tres.

Aspirad el aire después de contar tres.

Mantened vuestro estado de consciencia en vuestro vientre.

Respirad de esta forma durante varios minutos.

Cuando tengáis la sensación de que estáis “llegando” a vuestro cuerpo, abrid los ojos.

Procurad que la visión sea suave y hacia dentro como si el templo estuviese mirando dentro de vosotr@s.

Poneos de pie lentamente con la sensación de que vuestras piernas y pies están adheridos al suelo.

Emplazad un intenso estado de consciencia en el pene (el hombre) y en los senos (la mujer) de modo que se despierte la energía que hay en ellos.

Comenzad a andar lentamente hacia el lugar donde se va a rendir culto al amor.

Cuanto más lentamente andéis mejor, ya que durante el trayecto tenéis que desarrollar en vosotr@s mism@s la impresión de que sois más energía que cuerpo.

Sentaos cara a cara, uno frente al otro, en el colchón, mirando la llama de la vela que hay entre vosotros.

Cuando aspiréis, imaginaos que estáis aspirando luz.

La mujer aspira a través de la vagina y espira a través del corazón.

El hombre espira a través del pene y aspira a través del corazón.

Dejad que la luz circule por vuestro cuerpo; para ello, aspirad de forma sincronizada como si la respiración le estuviese hablando a vuestra pareja.

Cuando sintáis que estáis llenos de luz, levantad vuestros ojos para que se encuentren con los de vuestra pareja e intercambiad energía a través de ellos.

Después de un cierto tiempo el hombre retira la vela del colchón.

La mujer avanza un poco hacia el centro del colchón para sentarse cara a cara sobre las piernas del hombre, que está sentado con las piernas cruzadas, y ambos os abrazáis el uno al otro (postura yab yum).

Seguid respirando sincronizados haciendo circular la luz; la mujer aspirando por la vagina y espirando por el corazón y el hombre aspirando por el corazón y espirando por el pene.

Continuad con el ejercicio de respiración y haciendo circular la luz hasta que se acabe la música.

A su debido tiempo, separaos lentamente y rendid culto a vuestra pareja dándole las gracias y expresándole vuestra gratitud, y terminad con la correspondiente inclinación de cabeza.

Tumbaos juntos y relajaos o, si lo preferís, haced el amor y ¡Crear Amor!



            Prácticas como esta maravillosa Meditación de la Luz abren a la sexualidad  puerta nuevas y sabias que permiten discernir su carácter sagrado y todo su calado y contendido, que va mucho más allá de la “practicar el sexo” o incluso de “hacer el amor”, para transformarse en una fuente inagotable para Crear Amor y expandirlo a toda la Creación.





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