Testimonio.- Concha Redondo
Para mí, la felicidad penetra en nuestras vidas cuando nos sumergimos en el no-apego y en el no-poder.
El desapego llega precedido del dolor del despojo de economías, estatus, amistades, personas muy queridas… Si confiamos en la Vida y aceptamos esos desprendimientos, llegaremos a sentir que somos seres completos que estamos aquí para vivir.
Puedo gozar de todo, pero sin miedo a perderlo porque no NECESITO nada, sólo ser yo: entenderme, vivir desde mi esencia, comprender mi mente y mis emociones, amarme como soy, sin juzgarme, pero sabiendo que soy "el arquitecto de mi propio destino" y el de la humanidad, pues somos UNIDAD.
Mi corazón siente que tengo poder para mí y para el que me pida algo y pueda ayudarle. No puedo usar mi poder para intentar que otro cambie. Procuraré no manipular para que piense, viva o sea como yo quisiera. Mi poder se acaba en mí. Tampoco daré poder a los otros para que me manipulen.
Vivir así es tener la Paz Profunda del VACÍO que Vibra y calla, que produce la evolución sin ruidos ni aspavientos. Es la Armonía, la Felicidad.
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